viernes, 11 de febrero de 2011

Entrevista con Cristina Hernando tras el lanzamiento de "Isabel la Católica"

¿Nos puede describir la figura de la reina Isabel la católica? ¿Cree que es un personaje adelantado a su tiempo?

Tal como yo la veo, y he intentado reflejar en el libro, Isabel era una persona con un carácter firme y decidido. Fue una mujer impropia de su tiempo: voluntariosa, tenaz y dispuesta a conseguir sus metas, que eran ambiciosas y hasta utópicas. Fue una soberana con gran conciencia de estado, que tuvo presente el interés de su pueblo. Gobernó con justicia y responsabilidad, rodeándose de personas doctas y cultas que supieron asesorarla e instruir a sus hijos en las cualidades de un buen gobernante.

Me admira de ella su seguridad personal, capaz de sobreponerse al papel de reina consorte que su condición femenina le deparaba en aquel tiempo. No sólo no se dejó arrinconar por Fernando sino que demostró que era tan válida como él para el gobierno de Castilla-León. Su astucia y su diplomacia cosecharon tantos éxitos en las campañas bélicas como la valentía y la capacidad estratégica de Fernando.
Isabel fue una persona leal, capaz de conformarse con ser la heredera al trono antes que proclamarse reina mientras su hermano Enrique IV viviera, a pesar de todas las presiones que ello le tuvo que suponer. Creo que desde el momento en que fue consciente que sería la heredera al trono de Castilla-León comenzó a forjarse esa fortaleza interior. Ella sabía que intentarían manipularla los nobles y cortesanos en función de sus propios intereses, y se decidió a no dejarse intimidar por las amenazas y a no dejarse arrastrar por las lisonjas. Fue reflexiva y prudente, capaz de tomar las decisiones por sí misma y de llevar a cabo sus propósitos.
Y, como todos sabemos, fue una persona muy religiosa, lo que le serviría para superar sus últimos años de vida, cuando toda su obra parecía derrumbarse.
Efectivamente, pienso que Isabel fue una adelantada a su tiempo, no sólo por no dejarse arrinconar por su condición femenina, sino por otras decisiones que tomó en vida, como prohibir la esclavitud de los indígenas cuando se descubrió el Nuevo Mundo; construir hospitales de campaña para la atención rápida a los heridos; nombrar consejeros instruidos en lugar de los nobles que tenían, hasta entonces, asegurada su posición por nacimiento.



¿Cuánto hay de ficción y cuánto de realidad en esta novela?
Podría decir que sólo tiene de novela la forma de narrar los acontecimientos, primero porque yo no soy historiadora y segundo porque quería elaborar una lectura amena con la que acercar este personaje tan interesante a lectores que no se atrevieran con ensayos históricos.
Todo lo demás es historia: los acontecimientos narrados y las personas que aparecen en el libro son todos verídicos. Yo he recreado diálogos o escenarios, pero no he inventado los acontecimientos que ahí se citan.

Creo que bastantes personas se sorprenderán al leer el libro y atribuirán a mi creatividad literaria algunos episodios que se narran en él. Pero no es así. Me he ceñido a los acontecimientos, tal como yo he leído que han sucedido, recurriendo a fuentes fidedignas. Se me ocurre, para ilustrar lo que digo, la astuta trama que realizan Fernando e Isabel para casarse sin que se supiera en la corte de Enrique IV; o el episodio de la reina presentándose sola en el Alcázar de Segovia ante un pueblo amotinado; o la historia de Baza, cuando Isabel y sus cortesanas se presentan engalanadas en el campo de batalla para alentar a los soldados… Todos estos acontecimientos parecen ficción, pero no lo son. Son Historia.
Yo he tenido el acierto, si cabe, de presentar su vida con prosa literaria, de contextualizarla a las circunstancias socio-políticas para elaborar un retrato psicológico entendible de una soberana que vivió hace más de 500 años y que nos hizo avanzar desde ser un reino insignificante a ser un país con un papel destacado en Europa.

¿De dónde viene su interés por Isabel La Católica?
Desde que leí la biografía de Manuel Fernández Álvarez me sentí cautivada por esta reina que jugó un papel tan importante en la Historia y que, sin embargo, todavía hoy es poco conocida y reconocida (creo yo). Creo que se ignoran muchas de sus circunstancias y de sus aciertos, a la vez que se la critica por hechos que no fueron responsabilidad suya, que incluso sucedieron con posterioridad y en los que ella no tuvo capacidad de decisión.

Por ejemplo, el hecho de que el franquismo viera en ella un símbolo ha despertado afectos negativos hacia Isabel, cuando difícilmente ella tiene responsabilidad sobre acontecimientos históricos e ideas políticas que suceden 500 años después de su muerte. O se la vincula, injustamente, con algunas de las tropelías que se cometieron en América, cuando no olvidemos que los grandes conquistadores vivieron en épocas posteriores y bajo el reinado de otros monarcas.
Creo que, por el contrario, Isabel es un ejemplo de fortaleza interior, de constancia y tesón, de sobreponerse a las dificultades y de marcarse objetivos ambiciosos y todo ello sin olvidar que fue mujer en una época que cerraba las puertas a la Edad Media.

¿Nos puede describir el proceso de escritura de la obra (documentación, contrastación de fuentes, etc)?

Como ya he mencionado, mi primera lectura fue la biografía de Manuel Fernández Álvarez. A partir de ahí, me dediqué a profundizar con verdadero interés en otras fuentes, apoyándome en la bibliografía que él menciona y en otros libros que fui encontrando interesantes. Al ser una reina tan importante y protagonista de grandes logros históricos es mucha la información que puede encontrarse sobre ella.
La parte en la que hallé más dificultades para documentarme fue la concerniente al reino nazarí. Nuestras fuentes citan la historia de la Reconquista desde nuestra perspectiva, por lo que podemos conocer las figuras relevantes y las victorias destacadas del ejército cristiano. Sin embargo, hay poca información sobre cómo se vivieron los acontecimientos en el reino vecino. Me costó descubrir algunos personajes relevantes del mundo nazarí y sus motivaciones e, incluso, discernir hasta qué punto algunos acontecimientos que nos han llegado fueron historia o son leyenda, como la citada frase de la madre de Boabdil: “llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre” que decidí incluirla, finalmente, porque tiene una gran fuerza narrativa.

Creo que el lector encontrará que el producto final es un retrato bastante fiel de los acontecimientos. Y espero que disfruten con esta historia, al menos, tanto como yo he disfrutado escribiéndola.

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